23 de marzo de 2011

UPAEP, 100 Años Uniendo Culturas



Diseño: Alejandro Muntz

Scott 196

Motivo: 
reproducción del sello de 1911 (Scott 196), conmemorativo del primer congreso postal sudamericano, origen de la UPAEP.


Los orígenes de la Unión Postal de las Américas, España y Portugal se encuentran en el tratado postal concluido en Bogotá, Colombia, en 1838, y ratificado por Ecuador, Venezuela y Colombia, mediante el cual se funda la Unión Gran Colombiana invocando la ˜íntima unión y cordial amistad de los Países contratantes˜.

Diez años después, ese elevado ejemplo de cooperación internacional encuentra eco en la Convención de Lima, Perú de 1848, suscrita entre Bolivia, Chile, Ecuador, Colombia y Perú.

Posteriormente, en 1964, también en la ciudad de Lima, se firma un nuevo pacto de unión y colaboración postal entre Bolivia, Colombia, Ecuador, Guatemala, El Salvador, Perú y Venezuela con el objeto de ˜facilitar y perfeccionar en mayor escala las relaciones postales entre los Países contratantes˜.

El 17 de julio de 1911 se firma en Caracas, Venezuela, el ˜ Acuerdo Postal Bolivariano˜ entre Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.

Creación de la UPAEP
El 23 de junio de 1909, Francisco García y Santos, Director General de Correos y Telégrafos de la República Oriental del Uruguay, en procura de estrechar las relaciones postales con los países sudamericanos y para dar mayores facilidades al público en todos los servicios que de ella dependen, le presenta al Dr. José Espalter, Ministro del Interior del Uruguay, una solicitud de autorización para convocar a los Correos del Continente Sudamericano a un Congreso Postal Continental, en Montevideo a principios de 1910.

El Primer Congreso fue realizado en Montevideo durante los meses de enero y febrero de 1911, con la participación de representantes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay, y Venezuela.

Este Congreso crea la Oficina Internacional de la Unión, con Sede en Montevideo, elige al primer Secretario General, el Sr. Francisco García y Santos.

Por otro lado la Convención Principal aprobó el primer Convenio Relativo al Servicio de Giros Postales y el primer Convenio Relativo al Servicio de Encomiendas Postales, un hito importantísimo para el desarrollo postal internacional y el perfeccionamiento del concepto del territorio postal único en la región.

Material extraido de Boletín de la UPAEP.

(Correo Uruguayo)


El sello uruguayo de 1911 ya había sido reproducido en una emisión de Cuba del 11 de marzo de 1985, con motivo del XIII Congreso de la UPAE, celebrado en La Habana ese año:

Scott 2772


Artesanías: lana y cerámica (serie permanente)



Matasello Primer Día de Emisión

Diseño: Alejandro Muntz

Lana:
El diseño esta basado en la creación de la artesana Siv Anneli Göransson, nacida en Suecia y uruguaya por adopción. Autora de este pequeño bolso con figuras de arte rupestre del departamento de Durazno , hecho a mano con lana de oveja, seda cruda y gasa de algodón. Palabras de la artista ˜ Me gusta buscar lo típico que tiene que ver con la cultura y la historia de mi país nuevo, Uruguay˜. (Correo Uruguayo)
Otra obra de esta artesana, en la primera emisión de 2012: Artesanías del Uruguay.

Arcilla:

La historia de la cerámica va unida a la historia de casi todos los pueblos del mundo. Abarca sus mismas evoluciones y fechas y su estudio está unido a las relaciones de los hombres que han permitido el progreso de este arte. La materia prima es la arcilla. Se emplea agua, sílice, plomo, estaño y óxidos metálicos. (Correo Uruguayo)




8 de marzo de 2011

Mujeres Bicentenarias: Petrona Rosende y Josefa Oribe


Petrona Rosende: periodista, poeta, educadora.

Petrona nació en Montevideo en octubre de 1787, hija de Manuel Rosende y  Rita Jordán.
A los 25 años (1812) casó con el patriota José Agustín de Sierra, hombre comprometido con el movimiento de emancipación oriental frente a la dominación española.
Años más tarde, frente a la invasión lusitana al territorio oriental, el matrimonio Sierra Rosende se exilió en Buenos Aires. José retornará a su tierra formando parte del grupo de Treinta y Tres patriotas que protagonizan la Cruzada Libertadora contra los ocupantes luso brasileños hasta la consagración de la paz entre las Provincias Unidas (Argentina) y el Imperio del Brasil en 1828, acuerdo que tuvo como principal consecuencia el nacimiento de Uruguay como república independiente.
El matrimonio de Petrona y José tuvo tres hijos varones y una hija mujer que murió muy joven.
La larga estancia en Buenos Aires resultó fundamental para Petrona, puesto que allí conoció y absorbió algunas ideas que enriquecieron y ˜aggiornaron˜ el caudal propio, pero también porque editó La Aljaba, primer periódico argentino creado y dirigido por una  mujer y dedicado, justamente, al ˜bello sexo argentino˜ (publicando 18 números entre noviembre de 1830 y enero de 1831).
La Aljaba presentaba artículos predominantemente referidos a la incidencia de la mujer en la sociedad y en la vida del hombre, poniendo el acento en reconvenir a aquéllos que se oponían a la educación de las mujeres.
Regresando al Uruguay se dedicó por largo tiempo a la educación de las ˜señoritas˜. Cuando viuda y pobre solicitó una pensión al Poder Legislativo, planteó que se tuviera en cuenta que la fortuna de su marido había sido sacrificada en aras de la vida política así como la vida de dos de sus tres hijos varones en la guerra civil. La pensión vitalicia le fue concedida en 1861 por la Cámara de Senadores, oportunidad donde se dejara constancia en la ley de ˜los servicios especiales˜ que Petrona había prestado a la instrucción de las mujeres en una época en que esa tarea resultaba excepcional.
Murió en Montevideo en enero de 1863.
***
La producción poética de Petrona que ha llegado hasta nosotros, es la que se hizo pública en el segundo tomo de El Parnaso Oriental o Guirnalda Poética de la República Uruguaya, compendio publicado en Montevideo entre 1835 y 1837, bajo la dirección de Luciano Lira.
Este se refiere a la única mujer que integraba el Parnaso, expresando su satisfacción al presentar la obra de ˜la Sra. Petrona Rosende; porque consagrada a dirigir una casa de educación del bello sexo, parece que el tiempo que debía destinarlo al descanso y lleno de las obligaciones de una madre de familia, lo ha distribuido entre ese deber y el estudio en que ha llegado a distinguirse entre sus contemporáneos˜. Estas palabras nos explican la llamativa inclusión de Rosende en el compendio poético: no sólo era una excelente madre de familia, sino que trabajaba en una tarea que se perfilaba ya como netamente femenina, la educación, sino que, por si todo ello fuera poco, esta mujer excepcional dominaba los secretos de la creación literaria.
El rasgo distintivo de Rosende fue, entonces, la trascendencia, al lograr ˜evadirse del espacio ocluso, típicamente femenino, que alternaba entre la sala de costura y la tertulia familiar y superar el reducido ámbito de los ˜papeles secretos’ /…/˜ , según comenta Sylvia Lago. Este atípico salto a la arena pública resultó exitoso y  redundó en el reconocimiento de sus pares varones, tanto como del por entonces reconocidísimo Francisco Acuña de Figueroa, quien la manifestara su admiración dedicándole los laudatorios apelativos de ˜Safo Oriental˜ y de ˜Décima Musa˜.
Lamentablemente tal trascendencia no la acompañó por mucho tiempo y muy pronto cayó en el olvido, incluso entre sus contemporáneos.  Ello generó la ˜singular dicotomía˜ que, según Lago, caracteriza a Rosende: ˜la escritora, que obtuvo plena consagración en el período que corresponde a lo que llamaríamos su ˜esplendor creativo’, es decir cuando, considerada en situación de igualdad con sus colegas varones, accediera a El Parnaso, fue rápidamente olvidada, aún en vida, por sus contemporáneos.˜ De modo que su ˜insólito acceso a un territorio cultural donde no se vislumbran figuras femeninas˜ sumado a su osadía al ˜atreverse a abordar, con énfasis elocuente, el tema patriótico, aunque su discurso se avenga, como el de la mayoría de los escritores de la época en ambas márgenes del Plata, al ˜aparato mitológico convencional’˜ , justificarían, siempre según Lago, la atipicidad de Rosende en el panorama literario latinoamericano.
Se trata de una variada producción, que incluye desde acrósticos de raíz patriótica tanto como otros dedicados a su hija fallecida, hasta poemas vinculados con la Naturaleza, otros de carácter moral (como aquel donde habla sobre la envidia); un diálogo entre el corazón y el entendimiento, fábulas (La cotorra y los patos) y letrillas sobre variados temas (como una referida ˜A los que hacen versos a cada cosa˜). Quisiera destacar tres poemas sobre los que se consideraban cuestiones propias de las mujeres: ˜El Alfiler˜, ˜El Anillo˜ y ˜La Aguja˜. Al retornar a su tierra natal, realizó un soneto titulado ˜El arribo a mi patria˜, donde vuelve a exhibir su exquisita vena patriótica.

(Extractado de los datos aportados por la historiadora Mg. Lourdes Peruchena,
sitio web del Correo Uruguayo)

Josefa Oribe: la insurgente

Hija del Coronel español Francisco de Oribe y de María Francisca Nicolasa de Viana, nieta de José Joaquín de Viana, Primer Gobernador de Montevideo, nació en ésta el 13 de setiembre de 1789, y se casó con Felipe Contucci, comerciante naviero portugués. Es interesante señalar que éste luchó tenazmente como anti-artiguista, fue agente de España y luego de Portugal. En 1813 desde Río de Janeiro, donde continuó residiendo, tuvo varios años intervención primordial en los asuntos del Río de la Plata, a través del asesoramiento directo a la Princesa Carlota Joaquina de Borbón, esposa del Regente de Portugal.
Nos detenemos en él, ya que muy distinta fue la actitud y los principios de su esposa Josefa Oribe, más conocida entre los orientales como ˜Pepita˜ Oribe. Ella permaneció con su hija  Agustina Contucci Oribe (que sería después la esposa de Manuel Oribe), abrazando con pasión la causa americana, con sus hermanos Manuel e Ignacio Oribe.
De enorme valor es la gesta y las acciones por la causa de la libertad de Josefa Oribe, si pensamos que por la familia en cuyo seno nació y se crió, con holgura económica, con una enorme gracia de espíritu y cuerpo, pudo haber llevado una vida bien distinta a la que optó. Pero es que a los sentimientos de exquisita femineidad que atesoraba su alma, se unía otro, recio, que era característico de la familia a la que pertenecía y que honró con sus actitudes: su compromiso con sus ideas.
No hay que olvidar que corría la primera mitad del siglo XIX, época del Nacionalismo y del Liberalismo, que proclamaba la idea de igualdad entre los hombres.
Josefa Oribe, debemos decirlo, había tomado conocimiento de estos ideales en su propia familia, una familia muy informada del acontecer de Europa y del Mundo, y con influencia masónica (como muchos libertadores de América) de su abuelo José Joaquín de Viana y de sus hermanos Manuel e Ignacio Oribe.
 En 1812 se producirá una de las primeras hazañas patrióticas de Josefa Oribe, justo en el año en que se desarrolla el compromiso de Manuel Oribe con la causa libertadora y la  revolución Oriental.
Así ˜Pepita˜ comienza también a trabajar por la causa con las limitaciones que en principio podría tener, pero que ampliamente superó andando el tiempo.
En ese año  de 1812, junto con Margarita Viana y Alzáibar, posibilitaron la fuga de la Cárcel de la Ciudadela del Marino Manuel Blanco Escalada, quien ansiaba ir a la lucha por la libertad de Chile.
Esta y otras notorias actividades tan diametralmente opuestas a las de Contucci, le valió a ˜Pepita˜ Oribe quedar fichada por las autoridades reales como ˜insurgente˜, según se puede leer  en el Archivo Histórico de Madrid.
Más adelante en plenos intentos de restauración absolutista, de las oleadas liberalistas y nacionalistas de 1820 y 1830 en Europa, su hermano Manuel, y Juan Antonio Lavalleja, junto con otros patriotas tuvieron un papel relevante en el intento revolucionario de 1822 y 1823, ante la división operada en las fuerzas de ocupación en la Provincia Oriental al independizarse Brasil del Reino Portugal. El fracaso de este intento revolucionario terminó, como se sabe, con el destierro de Lavalleja y Oribe, entre otros, en Buenos Aires, y ella siguió trabajando por la independencia de la Provincia Oriental del Brasil.
Es sumamente significativo, que una figura como la del Dr. Nicolás Herrera, notorio anti-artiguista, abrasilerado, escriba en 1825 a su cuñado Lucas José Obes, que: ˜Las Oribe, cantan a las ventanas de su casa canciones patrióticas, y vestidas de luto manifiestan con descaro sus sentimientos...˜
Luego, en medio de los preparativos de la Cruzada Libertadora de 1825, trabajó incansablemente afrontando riesgos y costos, sin medirlos, levantando el alicaído espíritu de los escasos patriotas que quedaban en la capital ocupada ahora por las fuerzas del Imperio de Brasil y cuya alta sociedad era decididamente abrasilerada. En esta etapa trabajó recolectando dinero y armamento y procuró gestar una nueva división entre los ocupantes brasileros.
Tal como lo atestigua Luis Ceferino de la Torre, se le había encomendado a Pepita ˜patriota entusiasta˜, comprometer a los soldados del  Batallón de Pernambucanos, de ideas  republicanas, para apoyar a la revolución oriental, consiguiendo ella una cantidad de cartuchos de bala  y algún dinero que envió el mismo Luis de la Torre. Este intento de los pernambucanos, se frustró por una indiscreción, por lo que Pepita debió huir a la campaña, donde siguió recorriendo día y noche los campos de la patria, buscando simpatizantes para la causa de la independencia, incansablemente.
Nada doblegaba su audacia y sus convicciones, ni siquiera la perspectiva terrible de ir presa a la Isla de las Cobras, como dice el historiador Arcos Ferrand. ˜Su notoria actividad revolucionaria le valió repetidas persecuciones, vejámenes y prisión en la Ciudadela de Montevideo˜ dice Agustín Berazza.
Producido el desembarco de los Treinta y Tres Orientales en la Playa de la Agraciada, ante la desesperación por la carencia de remedios e instrumental médico para los heridos, no duda en vestirse y pintarse la cara para hacerse pasar por una de las tantas mujeres que pasaban por el Portón de San Pedro para lavar kilos de ropa, ante la mirada de os centinelas brasileros. Así logra entrar en Montevideo y allí  se pone en contacto con el cirujano brasilero José Pedro de Oliveira, a quien pide que le facilite instrumental médico para atender a los patriotas heridos. Ante los sentidos argumentos empleados por ˜Pepita˜, de corte humanitario y en torno al juramento hipocrático que había prestado el médico, cede,  pese a su juramento de fidelidad al Emperador de Brasil, y ella vuelve, vestida de lavandera, con los bolsos atiborrados de instrumental  médico para atender a los heridos orientales.
Es dable recordar también que en 1826, utilizando sus vínculos pernambucanos comenzó a realizar tareas de espionaje en Montevideo, tal como la testimonió entre otros el entonces Teniente José Brito del Pino.
˜Pepita˜ Oribe para los orientales, la insurgente para los españoles, o la pernambucana para los portugueses y brasileros, falleció joven en 1835, en el año en que su hermano Manuel Oribe asumió la Presidencia de la República y a un año y medio antes del surgimiento de las divisas identificatorias de cada uno de los dos partidos que forjaron el país. 
La historiografía nacional le ha reconocido junto a Ana Monterroso de Lavalleja y a Bernardina Fragoso de Rivera, cómo símbolo de mujer patricia, por su destaque en la lucha silenciosa, abnegada y sacrificada, como sostén espiritual de sus esposos o familiares.
De la figura y personalidad de Josefa Oribe, diremos que fue: patricia por sus orígenes sí, destacada en lucha, abnegada y sacrificada también pero a la vez fue sostén de ideales propios que apoyaban sus familiares, y sobre todo una mujer jugada abiertamente a su fe y convicciones, sin medir las consecuencias para sí, porque la causa estaba por encima de todo.

(Extractado de los datos aportados por la Prof. Susana Rodríguez Varese,
sitio web del Correo Uruguayo)

Faros: La farola del Cerro de Montevideo

La farola del Cerro de Montevideo comenzó a construirse en 1799 y fue puesta en funcionamiento en 1802. (Una emisión de Uruguay recuerda el bicentenario de la Farola en 2002). Fue parcialmente inutilizada en 1836 y destruida totalmente en 1843, como consecuencia de la Guerra Grande. Más adelante se construirá una nueva, inaugurada en 1852, hasta que se moderniza el faro que aún funciona, inaugurado en 1907. Son muchos los sellos de Uruguay en los que aparece el Cerro y, por tanto la farola que los incluye en la temática faros.
En el sello dedicado a Josefa Oribe, tal como aparece señalado en la imagen, se muestra, al fondo, el Cerro de Montevideo, en el cual estaba ubicada y funcionando la farola en tiempos de esta valiente mujer.
Agradezco al blog New Stamps with Lighthouses, del que tomé esta información e imágenes.

4 de marzo de 2011

Homenaje a Carlos Páez Vilaró (Hoja filatélica)


Sobre oficial del Correo Uruguayo,
diseñado por Páez Vilaró,
con Matasello Primer Día de Emisión
Las Llamadas, obra de Páez Vilaró reproducida
en el sello de la hoja filatélica.


Diseño: Alejandro Muntz

Motivos de la hoja filatélica:
  • foto del artista en su taller
  • pintura Las Llamadas
El Matasello Primer Día retoma las líneas de la obra Las Llamadas

Las llamadas

El desfile de llamadas es una fiesta popular que se realiza todos los años en el mes de febrero, durante la época de carnaval en Uruguay. Forma parte del concurso oficial de agrupaciones carnavalescas de la capital uruguaya. Durante dos noches desfilan unas 40 sociedades de negros y lubolos (conocidas como "comparsas") por calles de los barrios Sur y Palermo. Constituye una de las más puras manifestaciones de la cultura afrouruguaya. También tiene expresiones en algunas ciudades del interior del país.

Del sitio web del Correo Uruguayo:

El Correo Uruguayo realizó el lanzamiento de una Hoja Filatélica en homenaje al artista plástico Carlos Páez Vilaró, en un acto realizado el 3 de marzo en Casapueblo, Punta Ballena, departamento de Maldonado.

Por primera vez en la historia de la filatelia uruguaya se realiza un reconocimiento en vida a la trayectoria de un personaje público, resaltando su aporte y contribución a nuestra cultura.

Carlos Páez Vilaró nació en Montevideo el 1º de Noviembre de 1923.

El contacto permanente con las actividades desarrolladas por sus padres entre libros, arte, arquitectura, decoración o las creaciones más diversas, se integraron naturalmente al proceso de su niñez.

Marcado por una fuerte vocación artística, partió en su juventud a Buenos Aires, donde se vinculó al medio de las artes gráficas y conoció a los más destacados dibujantes de la época. Atrapado por la magia de la noche porteña, Buenos Aires provocó sus primeros balbuceos en el arte.

Tomó como fuentes de inspiración el tango, los bares y cabarets, donde solía dibujar a la noche en sus mesas. Estos temas marcaron a fuego la iniciación de su carrera de artista, y nunca dejaron de aparecer en los distintos períodos de su prolífica obra.

A fines de la década del 40 regresó al Uruguay y al descubrir la existencia del folklore afro-uruguayo, se vio motivado por el tema del candombe y la comparsa, se vinculó estrechamente a la vida del conventillo ˜Mediomundo˜, una casona habitada por un sinnúmero de familias afrodescendientes, donde instaló su atelier de pintura y, con pasión desenfrenada, se entregó totalmente al tema.

En la década del 50 conoció a Picasso, Dalí, De Chirico y Calder en sus talleres. Ese peregrinaje europeo inicial, el contacto con la pintura, los museos y los artistas, le dieron el impulso que necesitaba para un regreso a su país con entusiasmo.

A su regreso a Uruguay en 1969, continuó las obras de Casapueblo, modelada con sus propias manos y la ayuda de los pescadores. Ubicada sobre los acantilados rocosos de Punta Ballena sobre el mar, su casa se transformó en un símbolo del lugar. El artista define a Casapueblo como su barco quieto, trampolín para partir y al que siempre regresa. Su baúl para almacenar recuerdos, su escultura habitable.

3 de marzo de 2011

Homenaje al Gral. Leandro Gómez - 200 Años de su Nacimiento

Fotografía de Leandro Gómez,
base para el óleo de Gabriela Acevedo


Matasello Primer Dìa de Emisiòn
Monumento a Leandro Gómez en Paysandú
Plancha


Diseño: Gabriel Casas, sobre obra de la artista plástica Gabriela Acevedo.
El Matasello Primer Día de Emisión presenta un dibujo del monumento a Leandro Gómez en la Plaza Constitución, Paysandú. La estatua corona el Mausoleo inaugurado el 3 de enero de 1984.

Leandro Gómez

(Montevideo, 13 de marzo de 1811 — Paysandú, 2 de enero de 1865)
Militar uruguayo, especialmente conocido por su heroica defensa de Paysandú de 1864, al término de la cual fue ejecutado.

Datos biográficos
Hijo de Roque Gómez, natural de Galicia, y de la montevideana María Rita Calvo, era hermano del general Andrés A. Gómez (1798-1877). Fue comerciante en su juventud.
En 1837, en ocasión de la revolución de Fructuoso Rivera contra el presidente Manuel Oribe, se incoporó a las milicias de la capital con el grado de capitán de infantería. Tras la renuncia forzada de Oribe pasó a la Argentina, luchando a órdenes del presidente depuesto en gran parte de la campaña contra Juan Lavalle, fase argentina de la Guerra Grande. Tras la derrota y muerte de Lavalle participó en la Batalla de Arroyo Grande como ayudante de campo del general Oribe.
Se hizo notorio al establecerse el ˜Sitio Grande˜ de Montevideo, en 1843, durante la Guerra Grande. Establecido Oribe con sus fuerzas en el Cerrito de la Victoria —donde se erigió un gobierno paralelo al de Montevideo, el Gobierno del Cerrito— Leandro Gómez fue designado como Oficial Ayudante del General, ocupando otros cargos en el ejército sitiador de Montevideo hasta la capitulación del 8 de octubre de 1851.
Tras un tiempo alejado del Ejército, se reincorporó al mismo y fue promovido al grado de sargento mayor en 1858, al año siguiente al de teniente coronel, y finalmente en 1860 al de coronel de milicias. En 1861 fue designado Oficial Mayor del Ministerio de Guerra y Marina.

Alzamiento de Flores contra Berro
En 1863, el general Venancio Flores —que había participado en la campaña de Lavalleja luego del desembarco de los Treinta y Tres Orientales, actuado en numerosas instancias militares y políticas del país, y sido Presidente de la República por un breve período— promovió desde la Argentina un alzamiento contra el gobierno del presidente Bernardo Prudencio Berro.
El coronel Leandro Gómez fue entonces destinado como Adjunto al Estado Mayor del ejército del gobierno, actuando en diversos lugares del territorio. En tal calidad, con el grado de coronel del Ejército Nacional, participó en el combate de Las Cañas, ocurrido en el departamento de Salto, a orillas del arroyo del mismo nombre, afluente del Arerunguá, que tuvo lugar el 25 de julio de 1863, integrando las fuerzas gubernistas comandadas por el general Diego Lamas, que fueron derrotadas pero lograron retirarse hacia la ciudad de Salto en una brillante maniobra militar. Gómez fue nombrado primeramente Comandante Militar de Salto, pero prontamente fue transferido en el mismo cargo a la ciudad de Paysandú.
Las fuerzas revolucionarias del general Flores atacaron Paysandú en 1864, siendo en definitiva rechazados por el ejército gubernista al mando de Leandro Gómez, en una acción que motivó que el Gobierno de Montevideo lo ascendiera a Coronel Mayor y designara a sus soldados como ˜beneméritos de la Patria˜. Sin embargo, poco después, en octubre de 1864, el ejército de Flores volvió a atacar Paysandú, contando esa vez con el apoyo de la escuadra brasileña y tropas argentinas por tierra, estableciendo un sitio que cercó la ciudad por tierra y por agua.

La defensa de Paysandú
La escuadra brasileña bombardeó la ciudad con sus cañones, debiendo evacuarse de ella mujeres, niños y ancianos. La dotación militar de Paysandú sufrió enormes bajas pero resistió el asedio durante dos meses, negándose terminantemente a la rendición propuesta por los atacantes. El 3 de diciembre, Flores envió una última exigencia de rendición, que fue devuelta por Gómez con una lacónica respuesta:
˜Cuando sucumba.˜
El 2 de enero de 1865, finalmente, los atacantes entraron al asalto de la ciudad, todavía defendida por unos 700 soldados y oficiales gubernistas, al mando del general Leandro Gómez. El combate fue encarnizado, siendo finalmente derrotados los defensores.
Leandro Gómez fue tomado prisionero por un oficial brasileño, pero rechazó el ofrecimiento que éste le hacía de protegerlo de sus compatriotas. El después general Francisco Belén le ofreció la garantía de su vida en nombre de Flores, pero por orden del general Gregorio Suárez fue fusilado en plena calle, junto a varios de sus oficiales.2 Un proveedor de las fuerzas de Flores arrancó la larga barba del cadáver; en días posteriores los oficiales vencedores utilizaron el despojo como trofeo de guerra y objeto de burla.
Este episodio de la historia de las guerras civiles uruguayas, es conocido como ˜La defensa de Paysandú˜, a veces aludido simplemente como ˜La defensa˜, y ha llevado a que la ciudad haya sido designada como ˜La heroica Paysandú˜. La figura de Leandro Gómez es reconocida como un ejemplo de valor militar, y exaltada — particularmente por los allegados al Partido Nacional — como uno de los grandes héroes de la historia de Uruguay.

(Información del sitio web del Correo Uruguayo)

Gabriela Acevedo

Nace en Montevideo el 24 de noviembre de 1960. En 1971 ingresa al Taller de Edgardo Ribeiro. Realiza su primera exposición a los 10 años de edad en el Subte Municipal de Montevideo. Viaja a pintar al Taller de Edgardo Ribeiro en Palma de Mallorca, España.

Estudia historia del Arte en la Escuela del Louvre, París, y años más tarde completa su formación en el Instituto de Profesores Artigas, en Uruguay. Concurrió al Taller de Escultura de Octavio Podestá, con el profesor Miguel Battegazzore realiza cursos de color y de acuarela con Dante Picarelli.

Se desempeña como docente en el Colegio Inglés y en su propio taller. Ha realizado diversas muestras en su país y en el exterior, obteniendo numerosos premios y menciones. Sus obras figuran en museos y galerías de Uruguay, Argentina, Brasil, Estados Unidos, Centro América y Europa.


Uruguay emitió otros dos sellos postales en homenaje a Leandro Gómez.

25 de noviembre de 1966, parte de una serie dedicada a Personalidades
(L. Gómez, Lavalleja, A. Saravia) diseño de Ángel Medina Medina
2 de enero de 1984, Centenario del traslado de los restos de L. Gómez de Paysandú a Montevideo e inauguración del Mausoleo de L. Gómez en Paysandú (3 de enero). Diseño de Rodolfo T. Candán reproduciendo en forma muy desafortunada el dibujo de Medina.
Más detalles sobre esta emisión.