17 de marzo de 2013

Homenaje a Harald Edelstam 1913-1989

Matasellos primer día de emisión


Diseño: Gabriel Casas
Artista plástico: Mary Porto Casas

La autora del retrato de Edelstam es afrodescendiente.

Información del sitio web del Correo Uruguayo:

Gustaf Harald Edelstam (1913-1989) fue un diplomático sueco de destacada gestión en la defensa de los Derechos Humanos, durante la Segunda Guerra Mundial y ante la dictadura que gobernó Chile en la década de 1970, cuando salvó de la prisión, tortura y muerte a cientos de personas, entre ellos más de 40 uruguayos.
Harald Edelstam, de padre sueco vinculado a la Casa Real y madre inglesa, estudió derecho y desde joven se vinculó al servicio diplomático de Suecia. En noviembre de 1939 tuvo su primer cargo en el exterior, como attaché de la embajada sueca en Roma, cuando Italia ya estaba bajo el poder de Mussolini y la guerra se insinuaba sobre Europa. ˜Al comenzar las persecuciones contra los pocos ingleses y franceses que quedaban en la ciudad, tuve la alegría de esconder a varios de ellos˜, contó el diplomático en una carta escrita en 1974.
La noche anterior a la invasión de Dinamarca y Noruega por parte de los nazis, el matrimonio Edelstam se encontraba cenando en casa del attaché militar alemán, general Mackernsen. ˜En realidad todos los diplomáticos nórdicos habían sido invitados por distintos diplomáticos del eje la noche del 8 de abril, sin saber que ambos países serían invadidos esa misma noche. Al final de la cena mi esposa recibió de regalo un pájaro de porcelana fina. Cuando supimos la horrible noticia al día siguiente, el regalo fue enviado sin comentarios a su anterior dueño˜, relató Edelstam.
En el otoño de 1940 regresó a Estocolmo donde nació Claes, su hijo mayor. Un año después, fue enviado a la embajada de Berlín. Personalmente tomó una clara posición antinazi y cuando comenzaron las persecuciones a los judíos, si bien no se brindó asilo oficialmente, Edelstam escondía perseguidos en su casa, a pesar del alto riesgo que implicaba la presencia de la Gestapo en todas partes.
Las críticas de Edelstam hacia la delegación sueca en Berlín determinaron su traslado a Oslo a donde llegó como funcionario del consulado: La embajada había sido cerrada cuando el rey de Noruega se trasladó a Londres. Allí obtuvo su sobrenombre de ˜clavel negro˜ -posiblemente por sus actitudes, fuera de lo común en la diplomacia, por la ayuda prestada al movimiento de resistencia noruego, muchas veces transportando perseguidos en su pequeño auto o consiguiendo diversos apoyos en Suecia-.
Si bien Suecia era neutral en la guerra, Edelstam demandaba del gobierno una actitud más activa contra Alemania. Una de las acciones más comentadas durante el período en Oslo fue la liberación de las manos de la Gestapo de un grupo de estudiantes noruegos. Estos se habían refugiado en una iglesia sueca, que estaba rodeada de soldados alemanes. Edelstam llegó al lugar y comenzó a negociar con el comandante Bauer, hasta que lo persuadió para que dejaran salir en libertad a los niños y los ancianos, pero disfrazados también sacó a los estudiantes.
Su actividad muy comprometida con la resistencia determinó que el gobierno noruego en el exilio, ante el temor de que fuera detenido por la Gestapo, solicitara su cambio a las autoridades suecas. Este pedido, sumado a sus críticas al ministerio de Relaciones Exteriores de Suecia, llevó a su traslado a Estocolmo en 1944, donde se le asignaron tareas menores en la Cancillería y recibió amonestaciones administrativas.
Después de la desocupación de Noruega, Harald fue condecorado con la Orden Saint Olav, algo poco común para un vice cónsul. Un grupo de personalidades y dirigentes noruegos solicitaron al gobierno de Suecia que le otorgara un puesto en la embajada de Oslo, que no se concretó.
Su actuación contra el poder nazi durante estos años más estos hechos posteriores tuvieron resonancia en Suecia y contribuyeron a que fuera designado secretario particular del ministro de Relaciones Exteriores, Osten Udén, cargo que mantuvo hasta 1948. En el período post guerra (1949) fue enviado a Holanda como primer secretario de la embajada. En 1952 fue trasladado a Varsovia donde ocurrían fuertes enfrentamientos sociales. Llamado a Estocolmo en 1953, volvió a Varsovia en diciembre de 1956, como refuerzo durante ese período turbulento.
Edelstam no era un reconocido analista de política exterior. Intuición humana, compasión, corazonadas, fueron las fuerzas motrices de su actividad diplomática. A menudo actuaba espontánea y temperamentalmente, a veces sin instrucciones, a veces contra las instrucciones de sus cautelosos superiores. En febrero de 1974, durante una conferencia, comentaba su opinión sobre el rol de la diplomacia: ˜Los libros de instrucciones de los diplomáticos están escritos para las condiciones normales, en las crisis se debe usar el sentido común y obedecer la voz del corazón˜. A menudo recibió críticas por su supuesto proceder inocente, no profesional y hasta ˜dañino para los intereses suecos˜. Pero ˜al final del día˜ hay que constatar que sus valoraciones intuitivas llevaron más a lo correcto que quienes opinaban que era más seguro estar callado, de acuerdo y con perfil bajo.
A mediados de 1950 estableció contactos con Olof Palme, cuando éste era secretario privado del primer ministro Tage Erlander. Durante estos años en Suecia, le fue ofrecido en varias ocasiones a Edelstam un puesto en la casa real que no aceptó, semejante al que había tenido su padre años atrás. En 1959 llegó a Viena con su esposa para desempeñarse como consejero de la embajada, un puesto importante en una Austria que había sido neutral pero se había desprendido de la ocupación de los aliados recién en 1955. El trabajo comprendía no solo cuidar las relaciones bilaterales sino también acompañar las conferencias diplomáticas, los encuentros entre líderes políticos del este y del oeste, así como las negociaciones globales que se realizaban en Viena. Fueron cuatro años de fuerte presión sobre el consejero de la embajada.
Después de Viena tuvo su primer puesto como jefe en el consulado general en Estambul. En 1966 fue nombrado embajador de Yakarta, Indonesia. Recibió la tarea de abrir una misión también en Manila, teniendo en cuenta los crecientes intereses comerciales de Suecia en Filipinas. En los meses posteriores a su llegada, las diferencias políticas del país se transformaron en sangrientos enfrentamientos. En una entrevista para un diario en 1974, Harald recordaba ˜se mataron entre quinientas mil y un millón de personas. También ahí hubo personas que vinieron a mí en busca de refugio, en particular dirigentes sindicales. Pude ayudarlos un cierto tiempo, después tuvieron que esconderse˜.
En 1969 fue enviado desde el sur de Asia a América Central, con Guatemala como país estacionario. Países muy distintos en lo cultural pero con las mismas grandes diferencias entre ricos y pobres. Guatemala estaba al igual que Indonesia caracterizada por la violencia, grupos militares y paramilitares asesinaban opositores políticos. El gobierno ofreció guardias personales a todos los diplomáticos en el país, pero Edelstam no lo aceptó, por entender que se podía interpretar como una toma de posición en un asunto interno. Optó en cambio por entregar a la guerrilla una edición en español de impresos presentando la política socialdemócrata y del movimiento obrero sueco.
Después de Guatemala fue enviado a Chile, donde llegó como embajador en 1972 en el marco de fuertes tensiones en el país. El gobierno sueco apoyaba el trabajo de reformas de Salvador Allende y dio un apoyo significativo a través de su agencia de cooperación internacional. En su primer encuentro con el presidente le preguntó que era lo más importante que había logrado su gobierno en los dos años transcurridos: ˜que cada niño chileno recibe medio litro de leche por día˜ respondió Allende, y agregó que ahí veía una posibilidad de cooperación sueca, se necesitaba una leche especialmente rica en proteínas para los niños. La cooperación en ese período se dirigió entonces a completar el equipamiento agrícola necesario, que se envió desde Suecia en el crucero Gota Lejon, donado luego a la marina chilena.
Edelstam estableció amistad con el poeta y premio Nobel de literatura, Pablo Neruda. El diplomático fue sorprendido por el golpe militar el 11 de setiembre. Declaró al autor del libro ˜The Murder of Chile˜, Samuel Chavkin, ˜Yo apenas podía creerlo, solo diez días antes había almorzado con Allende y hablado de la creciente crisis económica y política. A pesar de que muchos sabían que la derecha estaba de vuelta en todo tipo de conspiraciones para derrocar al gobierno, Allende creía que había suficientes generales dentro de los militares que no permitirían que esto sucediera˜.
El embajador había conocido a altos militares que integrarían luego la Junta Militar, incluso al jefe del ejército, Augusto Pinochet. Se benefició de esos acercamientos cuando más tarde ,con mucha energía y decisión, inició su trabajo humanitario para salvar gente de la tortura y la muerte. Por pedido del embajador de Cuba en Chile, y con una alta cuota de riesgo por el odio mostrado por los golpistas hacia ese país, asumió la protección de la vida de los diplomáticos cubanos, que expulsados por la Junta Militar debieron abandonar el país en 24 horas. Terminó, en el nombre del gobierno de Suecia, encargándose de todos los intereses cubanos en Chile.
En un informe interno de 1975 escribía: ˜El 12 de setiembre a las 23 horas, 149 cubanos estaban prontos para dirigirse al aeropuerto con ómnibus alquilados donde los esperaba un avión ruso de Aeroflot con prohibición de despegue hasta ese momento. Me quedé hasta que el último ómnibus pasó la puerta de la embajada, bajé la bandera cubana y levanté la sueca. Algunas semanas después alojamos cientos de refugiados en ese local que luego recibieron salvoconductos para viajar a Suecia˜.
Los golpistas tomaron sin preocupación la ruptura de las relaciones diplomáticas con los Estados del este, pero hicieron esfuerzos por mantener contactos ˜normales˜ con Suecia y otros países del oeste que se expresaban críticos al golpe y sus atropellos masivos. La tarea de protección de las prioridades cubanas multiplicó los problemas de la embajada sueca con las autoridades chilenas, ya que en el edificio de la embajada había entre otros uno de los opositores más buscados por la Junta Militar. Por otro lado las posibilidades operativas aumentaron al tener acceso a una cantidad de casas y autos que bajo la conducción de Edelstam rápidamente eran provistas de banderas suecas.
En esas semanas desplegó con enorme decisión y valentía toda su experiencia anterior en la Noruega ocupada por los nazis, conduciendo personalmente en su vehículo a perseguidos hacia refugios, habilitando a otros a hacerlo, negociando, discutiendo por salvoconductos, presionando, visitando directamente campos de detenciones masivas, coordinando con organizaciones internacionales y alguna otra misión diplomática, sin llegar ninguna otra a tener un papel tan comprometido y eficiente. Cuando las relaciones con la Junta eran particularmente tensas y Edelstam juzgaba que la embajada no era suficientemente segura para el refugio, llevaba perseguidos a algunos colegas latinoamericanos que estaban mejor equipados diplomática y logísticamente para recibirlos.
Fue un héroe en el sentido de que personalmente y en un entorno de terror y muerte -las aplicaciones de toda la fuerza militar de un Estado contra la población civil desarmada- salvó cientos de personas de la cárcel, la tortura y en algunos casos seguramente la muerte. Fue conocido a nivel internacional por su valiente actitud cuando iba casi a diario al Estadio Nacional de Chile para salvar de destino incierto, peleando con los jefes militares y negociando con distintos actores locales e internacionales, entre otros a algo más de medio centenar de uruguayos detenidos.
Edelstam tomó desde el inicio el liderazgo en los esfuerzos diplomáticos para obligar a una barbarie que no reconocía ningún derecho humano, a respetar el derecho de asilo y no se volcó a criticar al comisionado de los refugiados de Naciones Unidas cuando le pareció que éste no exigía a la Junta Militar la aplicación de los derechos de la convención. A través de un hábil manejo con los representantes de la prensa internacional, con los colegas diplomáticos y las autoridades de Suecia, resultó en esos meses una especie de factor de poder en Santiago que la Junta no podía eliminar fácilmente.
Al principio la Junta y su cancillería advirtieron y presionaron a Edelstam para que retomara lo que consideraban una ˜actividad diplomática normal˜, lo cual era infructuoso para una persona con su carácter. También los esfuerzos indirectos para reemplazarlo a través de la cancillería sueca fallaron, debido al masivo apoyo que tenía en su país. Finalmente se inició una amplia campaña de prensa contra él y la embajada sueca, acompañada de cartas de amenazas y otros manejos oscuros. No era de ninguna manera seguro estar en su lugar, incluso teniendo en cuenta la inmunidad diplomática.
La campaña terminó en una declaración formal por parte de la Junta, de persona non grata. La expulsión significaba el fin de casi tres meses de febril y riesgosa actividad diplomática durante 24 horas del día. Edelstam dejó el país en la cúspide de una reputación mucho más amplia que los límites de Chile y Suecia. Al arribar a Suecia fue recibido como un héroe por cientos de refugiados latinoamericanos, algunos de los cuales había salvado semanas o días antes, otros simpatizantes, prensa y televisión. Resultó una figura pública, lo cual caracterizó su actividad los meses siguientes en los que fue un destacado conferencista sobre la situación en Chile. Realizó cientos de conferencias, estuvo en encuentros en plazas y escuelas, no solo en Suecia sino también en Estados Unidos y Canadá.
Su último puesto fue como embajador en Argelia, donde permaneció hasta jubilarse en 1979. También ahí Harald atravesó tempestades. Cuando el primer ministro Olof Palme se reunió en Argelia con el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasser Arafat, los sectores políticos opositores lo culparon de haber organizado el encuentro.
A fines de los ochenta Edelstam enfermó de cáncer. Falleció en abril de 1989.
Fuente: Página Web IMM

En homenaje a Harald Edelstam, una rambla de Montevideo lleva su nombre desde el año 2005

No hay comentarios:

Publicar un comentario